Ir al contenido principal

"La imagen-afección", Nénette (2010) de Nicolas Philibert

 

Nénette es una orangutana que vive cautiva en el zoológico del Jardin des Plantes de París. Tiene cuarenta años y nació en Borneo, una isla en Asia. Más de 60.000 personas van a verla cada año. Otros orangutanes la acompañan, pero ella es la atracción principal del público y de este documental. Ella, a diferencia de otros animales, no distrae, ni entretiene. Solo está tumbada frente al vidrio. Siempre está quieta. Silenciosa. Ella mira. Nos mira.

Este documental puede ser visto como un simple documental de animales: hay una orangutana frente a la cámara, unas voces dicen algunos datos sobre ella, como que toma pastillas anticonceptivas para no quedar embarazada de su hijo, o que tuvo tres maridos orangutanes, o que tuvo problemas de hígado y algunas operaciones quirúrgicas. Incluso se hacen algunos comentarios sobre la devastación de bosques, o sobre proteger el planeta y los animales. La curiosidad científica y emocional del espectador están colmadas. Nacen la ternura y la compasión. El deseo de ir a verla a París. Incluso el deseo de regresarla a la isla Borneo, su hábitat natural.

También se puede ver como un ejercicio sobre la proyección. Las voces miran a Nénette y creen saber lo que siente: que está triste, deprimida, meditativa, viviendo el presente, feliz de ser el centro de atención, etc. Sin embargo, sucede un proceso inverso. Uno como espectador va a la imagen e intenta descifrarla; pero la imagen, con la mirada neutra de Nénette, viene hacia nosotros, nos atraviesa y nos descifra a nosotros sobre qué pensamos, sobre qué deseamos; nos invita a descubrirnos, despierta nuestro afecto. Vemos en Nénette lo que en realidad tenemos por dentro. El vidrio hace el rol de pantalla de cine, donde ponemos nuestras pasiones y nuestros deseos en el cuerpo que se mueve. Y en esa proyección de Nénette y de nosotros mismos hay un ejercicio de otredad: nos sentimos acompañados por esa mirada y finalmente reconocidos en nuestros propios cuerpos. Es una imagen-afección, como diría Deleuze. Nos altera la percepción de forma intensa y el resultado es el asombro.

Por otro lado, Nénette puede ser un estudio sobre el acto de filmar en el cine documental. Flaherty viaja al polo norte, captura a Nanook en el rollo de película y lo exhibe en pantallas de cine en Estados Unidos, de la misma manera en que Nénette está capturada en ese plano del vidrio, recortada en un plano cerrado por Nicolas Philibert, que exhibe la película en los cines de París y el mundo entero. Por más que exista una ética en el documental, no hay que olvidar que el acto de filmar es un acto de encerrar un cuerpo en una jaula (el plano) y de exhibirlo a unos espectadores. Hay algo allí de dominación violenta en la mirada de los documentalistas, un poder indiscutible sobre el cuerpo filmado. Pero lo importante es cómo se utiliza ese poder, cómo se logra que ese encierro también permita una apertura de sentidos; esto se intenta al utilizar el fuera de campo con múltiples voces, sobre distintos temas y lecturas sobre Nénette. Gracias al sonido, Philibert logra salir del impasse del plano como jaula, y propone el fuera de campo como un espacio dónde experimentar y dónde devolverle la dignidad y la libertad al cuerpo filmado. El encierro se convierte en misterio. Nénette sabe algo secreto sobre nosotros y esa es una forma de igualdad en la relación.

Por último, quisiera decir que los documentales de Nicolas Philibert siempre nos enseñan a mirar. En vez de darnos algo definido, cerrado, con prejuicios e ideas preconcebidas sobre el mundo, él nos invita a mirar como la misma Nénette: desde la materialidad pura, desde el tiempo presente, sin utilizar la intelectualidad sino el cuerpo y la respiración, lo sensible y lo táctil. Solo de esa forma, desde ese silencio, podemos mirar el mundo de una nueva manera, encontrar significados complejos, sentirnos tocados. Desde ese primer plano se puede conservar para siempre el misterio del rostro, esa imagen-afección.

                

Comentarios

Entradas populares de este blog

"El río como cementerio", una tumba a cielo abierto (2022) de Oscar Campo

      En e l proyecto del diablo Oscar Campo   representó a Cali como un paraíso hippie que en los años ochenta se transformó en un infierno de la droga. Hizo algo parecido en  El ángel del pantano: detrás de la bonanza elefantiásica del narcotráfico, cuando la alta sociedad se hizo la de la vista gorda con la presencia de los mafiosos, había una ciudad calcinada por el bazuco y por la violencia.  Ahora, con su documental  una tumba a cielo abierto,  el cineasta caleño realiza el ejercicio de ver los horrores que se han tapado desde hace años en el río Cauca,  donde se tiran deshechos corporales, deshechos industriales, pero también cadáveres putrefactos, producto de afrentas entre bandas criminales, de feminicidios y de ajustes de cuentas entre grandes hacendados y grupos armados ilegales.  La película está planteada como un viaje por el río Cauca. El espectador va en una balsa, mira las orillas plagadas de gente pobre, de gallin...

"Escuchar al otro", Bajo una lluvia ajena (2024) de Marta Hincapié Uribe

  La torre de Babel la construyen los seres humanos para llegar al cielo y fundar una gran ciudad donde se hable el mismo idioma. De esta manera habrá unidad, comprensión, paz y armonía entre todos. Pero Dios considera este gesto arrogante y soberbio. No admite que nadie se compare con él. Por eso, tumba la torre e inventa diferentes lenguas para que los humanos no se entiendan entre ellos, para que haya confusión. (Babel significa « confusión »). Desde ese momento, nacen los malentendidos, la incomunicación, las peleas, los conflictos, el miedo, el odio, el racismo, la xenofobia y la guerra.        El lugar donde inicia la historia de este film es en el municipio de Vic, en la provincia de Barcelona, en la comunidad autónoma de Cataluña. Hacia el año 2001, la realizadora Marta Hincapié Uribe vive allí, rodeada de migrantes. Ella les propone que les envíen videocartas a sus familiares, diciéndoles lo mucho que los extrañan. Los filma de frente, resalt...

"¿Somos víctimas o victimarios?", Nuestra película (2023) de Diana Bustamante

En mi casa no se almorzaba en el comedor sino en la sala de televisión. Mientras uno mordía su pedazo de carne, en la pequeña pantalla se podían ver manos flotando en un río o cuerpos descabezados debajo de un árbol de banano. Luego, en los comerciales venía el relax: la publicidad para comprar un Aveo a cuotas o imágenes paradisiacas de un viaje a San Andrés todo incluido. No recuerdo que a ninguno de nosotros le diera indigestión o se vomitara después de ver esos contrastes entre muerte y consumo. Sin embargo, viendo  nuestra película,  me da por pensar que todavía tengo una especie de trauma, cierta indiferencia frente a los actos violentos de mi país.  ¿Somos víctimas o victimarios?        Cuando uno ve que  nuestra película  está dirigida por Diana Bustamante, es decir, por la productora de extraordinarias películas colombianas como  Los viajes del viento, el vuelco del cangrejo, la tierra y la sombra, la sirga, Memori...